La consideramos un valor esencial que se refiere a hacer lo correcto, por las razones correctas y del modo correcto de acuerdo con una ética básica que nos estructure y desarrolle como una Organización honrada, honesta, congruente, consistente, responsable y, por lo tanto, confiable, requiriendo para esto del necesario profesionalismo en el actuar y de la solidez en el compromiso de nuestros colaboradores para con los objetivos de nuestra Fundación y sus políticas corporativas.
Para la Fundación se trata de un pilar ético que constituye convicción estructural respecto del modo de operar en su quehacer, el cual entendemos como la disposición a comportarse con la comunidad de manera solidaria, orientada a la facilitación del bienestar de otro individuo y/o de un grupo aunque esta conducta requiera de un sacrificio personal, pues también entendemos que dicho bienestar significa directa o indirectamente un beneficio integral, incluidos quienes realizan el esfuerzo, ya que el beneficio de conducirse en pro del bien común prevalece por sobre el actuar en procura sólo de un interés egoísta que no considera a los demás.
Se refiere al reconocimiento fundamental de que todas las personas tenemos capacidades y habilidades propias, atendiendo positivamente a la diversidad de las personas y a las diferencias individuales, comprendiendo que la pluralidad no es un problema sino una oportunidad para el enriquecimiento de la sociedad en la medida que se acepte y promueva activamente su participación en todos los procesos comunitarios y culturales, integrando a todas las personas sin excluir ni etiquetar en razón de sus características personales, a la vez que valorando el aporte de cada una a la comunidad, facilitando de esta manera que todos podamos disfrutar de un mundo más respetuoso, al tiempo que proporcionar a cada uno de los actores un acceso equitativo a todos los procesos sociales.
Se trata de unir nuestros conocimientos y habilidades con las de otros integrantes dentro de la Fundación y fuera de ella con diferentes actores de la comunidad, complementándolas para lograr los objetivos comunes de manera más efectiva, gracias a la generación de una potencia mayor que la equivalente a la suma de las fuerzas individuales, promoviendo el desarrollo de un trabajo conjunto.
Entendemos la vida como un proceso sistémico dentro del cual no debemos separar a los seres vivos de su medioambiente natural, a la vez que debemos procurar la sustentabilidad en dicha interacción. De esta manera, es estructural nuestra convicción de que el contacto con la naturaleza es una relación esencial en el desarrollo saludable de las personas y de los organismos vivos en general, significando por lo tanto un medio de la mayor relevancia para la mantención y recuperación de la salud en el caso de requerirlo, posicionando este valor como un derecho fundamental.